martes, 29 de septiembre de 2009

Terremoto en Chillán de 1939

El terremoto de Chillán de 1939 fue un sismo que sacudió a Chillán y a todas las ciudades colindantes, el 24 de enero de 1939, de una intensidad registrada de 7,8º en la escala de Richter.
Ostenta el récord de la mayor cantidad de muertos en un sismo en la historia de Chile, con alrededor de 30.000 víctimas fatales.
A las 23:32 hora local, la tierra empezó a sacudirse fuertemente bajo Chillán, destruyendo más de la mitad de él, al alrededor de 3.500 viviendas (incluyendo la recientemente construida Casa Rabié) que en ese entonces había en la ciudad.
Luego de este movimiento, vinieron otros, que aunque de menor intensidad, terminaron de dejar totalmente destruida a la ciudad.
La Catedral de Chillán era hasta ese entonces una de las principales edificaciones de la zona, pero fue totalmente destruida por el sismo. La Catedral que construyeron duespués del terremoto fue diseñada y edificada para resistir los terremotos siguientes.

Unos minutos después del remezón en Chillán, a las 23:35, Concepción fue sacudido violentamente por el sismo en Chillán. Casi todas las edificaciones (alrededor de un 95% de las casas) fueron totalmente destruidas.
En el teatro Concepción había una función cuando se produjo el terremoto. La gran lámpara que estaba suspendida en el techo del teatro empezó a balancearse y la gente, despavorida, escapaba, cuando la escalera de caracol que se encontraba en el teatro se agrietó, causando que muchas personas cayeran al vacío.

martes, 15 de septiembre de 2009

Violencia En La Araucania

Las reivindicaciones mapuches ejercidas por la vía de acciones ilegales y violentas deben ser investigadas y sancionadas, pero no magnificadas, ni tampoco analizadas sin tomar en cuenta su contexto. Empecemos por lo primero: Chile tiene una larga historia de violencia política, esto es, violencia colectiva ejercida con fines de cambio social o de represión conservadora de éste. Baste decir que entre 1930 y 1957 se aprobaron 16 leyes que otorgaban poderes excepcionales al Presidente de la República para enfrentar situaciones de movilización o protestas sociales. A partir de 1967 esa tendencia se incrementó gravemente, para culminar en las graves y sistemáticas violaciones a los derechos humanos ocurridas bajo la dictadura entre 1973 y 1990.
En comparación con esa tendencia histórica, la instalación democrática sólo puede calificarse como extraordinariamente pacífica. Los hechos de violencia política ocurridos inmediatamente después de la transición han quedado en el pasado hace ya más de quince años. Las movilizaciones mapuches ocurridas en esta década con cierta intermitencia son enteramente excepcionales si se considera nuestro pasado reciente. La experiencia enseña que la violencia colectiva, a diferencia de los delitos comunes no se aplaca simplemente con el accionar del sistema de justicia. Detrás de ella se encuentran convicciones muchas veces legítimas y asentadas. Estas resultarán persuasivas para muchos, a menos que se les oponga una acción estatal que efectivamente responda a las demandas que les dan origen. En este caso, las expectativas puestas por el liderazgo mapuche en la política dirigida a los pueblos indígenas no han sido satisfechas. Con independencia de que el estado de derecho supone que las conductas ilegales sean juzgadas y sancionadas, el trasfondo social, cultural y de falta de acceso al sistema legal por parte de los integrantes de estos pueblos seguirá alimentando el conflicto.